Adicción a los videojuegos: ¿Qué hacer?
Las ludopatías informáticas y otras adicciones de internet ya forman parte del arsenal psicopatológico. Una alarmante mayoría de adolescentes, muestran síntomas de dependencia a los videojuegos.
En el tema de los videojuegos, el placer está conectado con la posibilidad de ganar el juego y el desafío de superar el nivel. Los juegos son estimulantes, atraen por su riqueza de diseño, su inmediatez, el cambio imprevisible de estrategia, el escape que supone del entorno familiar y la ilusión de “control” sobre los personajes que en muchas ocasiones uno mismo ha creado.
La adicción a los videojuegos puede ocurrir a cualquier edad, pero la adolescencia es un período crítico, de rebelión y desafio. Es cuando uno tiene más curiosidad para probar cosas que comportan un riesgo desconocido, y todavía más si no hay límites establecidos. Los videojuegos son una canal que proporcionan una falsa ilusión de “control” y de autoridad, al menos sobre lo que ocurre en la pantalla. Se califica de ludopatía cuando la búsqueda y repetición del juego, comporta desarreglos como pueden ser: el fracaso escolar, la inestabilidad emocional, la ruptura de relaciones familiares y/o el aislamiento social.
Tratamiento
Es importante empezar por una buena evaluación psiquiátrica, para explorar la posible existencia de otras adicciones o de otros trastornos psiquiátricos paralelos, (co-morbilidad) que pueden estar camuflados bajo la presentación inicial, y que si se ignoran, obstaculizarán el tratamiento deseado. Por ejemplo, puede haber una depresión, o un trastorno de control de impulsos, o incluso un trastorno de maladaptacion social, como un Asperger. También muy importante, es el estudio del entorno familiar y social, así como investigar los antecedentes familiares de mayor pertinencia. Se valora la capacidad cognitiva del paciente, su grado de implicación personal y su motivación para el cambio.
Una vez establecido el diagnóstico y la alianza terapeutica ( confianza mutua entre terapeuta y paciente, compromiso de participación y ganas de superarse), entonces se inicia el proceso para potenciar la motivación personal. Se estudian pautas de auto-disciplina personal, se identifican objetivos a corto y a largo plazo, a ser posible con una gratificación positiva asociada a los logros de estos objetivos. Por ejemplo, en los videojuegos, se puede establecer un límite de días a la semana e ir disminuyendo progresivamente el tiempo invertido en el juego o bien establecer que cuando se consiga determinada meta del juego, se apague incondicionalmente.
Se trata de crear pautas de comportamiento a base de planificar el cuándo y cómo voy a realizar esta actividad. Como gratificación o refuerzo positivo, se puede celebrar con el paciente la capacidad de auto-control y explorar qué otros efectos positivos se derivan de su nueva “liberada” situación.
Si no responde a una terapia individual de tipo cognitivo-conductual (como la descrita anteriormente), se puede potenciar, según el caso, con terapia familiar, terapia grupal de autoayuda e incluso en determinadas circunstancias será indicado el abordaje psicofarmacológico, dirigido a disminuir elementos ansioso-depresivos u obsesivo-compulsivos comunmente asociados a las adicciones.