Reflexiones sobre cómo ganar salud gracias a las vacaciones
Las vacaciones son necesarias para ganar salud. Nos ayudan a recuperar energía, vacían cuerpo y mente de tensión, reduciendo, por lo tanto, la posibilidad de sufrir una crisis de estrés, el síndrome que en inglés se identifica como burnout.
Qué nos dice la investigación
Gracias a la investigación sabemos que, con las vacaciones, el ánimo general mejora y somos más productivos en el regreso. Ya la misma planificación de las vacaciones produce una sensación de bienestar que se estima puede llegar a cubrir hasta ocho semanas antes de que llegue la desconexión.
Las vacaciones ponen distancia entre nosotros y las preocupaciones, ayudan a relativizar. También facilitan nuestra vivencia del momento presente, dado que nos hallamos en un espacio y tiempo distinto, en un paréntesis, y sabemos que eso pasará. Aprovechar las vacaciones para aprender alguna habilidad ayuda a reducir el estrés. La conciencia de tener que aprovecharlas nos coloca automáticamente en el ahora. Desconectar el móvil lo máximo posible nos ayudará a vivir más plenamente estas sensaciones.
Además, ser conscientes de qué esperamos y qué espera cada cual del lugar y el tiempo de vacaciones es importante cuando se viaja con otros. En familia, en grupo o en pareja, siempre se deberían acordar planes que aseguren las prioridades de cada persona.
Pautas para conseguir que el regreso no borre el bienestar que las vacaciones nos han aportado
-La primera consiste en no apurar hasta la noche anterior de volver al trabajo. Unas horas para realizar el tránsito mental y físico y preparar las cosas, ayudarán a volver a comenzar mejor.
-Especialmente, si en los últimos días de vacaciones se han realizado actividades físicas, como puedan ser largas excursiones por la montaña que nos han agotado, convendré darse el tiempo suficiente para sentir el descanso y recuperarse.
-Podemos prolongar la satisfacción experimentada gracias a los recuerdos, en fotografías, sabores y olores, artículos del lugar donde hemos estado, incluso ropa o útiles que hemos adquirido, nos acompañarán a casa o incluso a nuestro espacio de trabajo. Integrarlo en nuestro día a día contribuye a prolongar y sentir aún mayor satisfacción de las vacaciones vividas.
-Si hemos cargado bien las baterías anímicas y la mente durante la desconexión de vacaciones, aprovechemos esta energía más limpia para pensar en los cambios que queremos realizar en nuestra carrera profesional, vida social, en casa… Los lugares que visitamos en vacaciones y la gente con la que conversamos nos aportan ideas, visiones distintas sobre cómo podemos funcionar las personas, ganarnos la vida, afrontar situaciones… Podemos aprender.
-Identificar aquello que, durante las vacaciones, nos ha hecho sentir realmente bien e intentar replicarlo tras nuestro retorno se convierte en otro rédito de las vacaciones.
Unas vacaciones saludables no implican necesariamente gastos en viajes
Poder realizar cualquier actividad que nos aporte placer, como comer platos distintos, o contactar con personas a las que habitualmente no dedicamos tiempos, allá donde sea, sin la presión de un horario o trabajo pendiente, evadirnos y relajarnos, o aprender alguna cosa. Las pequeñas escapadas, de un día o de pocos días, ayudan a situar perspectiva, a airear preocupaciones y proyectarnos en un ahora y aquí nuevos.
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